Toshiba Portégé Z835 [FW Labs]
Toshiba Portégé Z835 [FW Labs]:
Fotografías: Mariano Mancilla.
Ha sido un difícil camino hacia el éxito para los ultrabooks de Intel, con los fabricantes luchando por adaptarse a la idea de notebooks pequeños, de alto rendimiento y muy delgados. En esta travesía encontramos a uno que parece haberlo captado bien: Toshiba con el Portégé Z835.
Este equipo tiene casi todo lo necesario para el éxito, con un diseño atractivo, muy bajo peso, gran delgadez, excelente rendimiento y características generales muy completas.
¿Y por qué el “casi”? Por el precio de USD$1.000, los que en Latinoamérica se tradujeron excesivamente hasta en CLP$870.000 (USD$1.800) que se pueden ver en tiendas chilenas. Con esto en mente, es imposible no sentir algo de angustia al elaborar una revisión donde todo es tan bueno que no puede ser cierto. Y no lo es, porque como ya dijimos, en un punto importante este modelo falla estrepitosamente.
Sin duda el aspecto más interesante del equipo es su diseño. Presenta un chasis de metal pulido muy agradable al tacto, atractivo y de gran solidez al tomarlo. No hay temor a la hora de levantarlo sosteniendo una de las puntas, dando la impresión de gran seguridad.
A esto contribuye el muy ligero peso, el cual sorprende para un modelo de trece pulgadas. La primera vez que se toma causa algo de gracia, ya que es como levantar una caja que se pensaba llena y en realidad está vacía. Inmediatamente después apreciamos la delgadez del equipo, la que incluso es algo difícil de explicar. Tanto así, que la gente de Toshiba tuvo que colocar los puertos Ethernet y de salida de video en la parte más gruesa, por lo que sirve de referencia decir que el puerto Ethernet es el grosor total de este Portégé sin contar la pantalla.
Mirado desde abajo, está la licencia de Windows 7 Professional y algo que llama la atención: el ventilador para la CPU y GPU. Uno pensaría que con esta ubicación nos vamos a quemar las piernas si usamos el equipo, sin embargo, las temperaturas alcanzadas son bastante bajas incluso cuando ponemos a prueba el rendimiento del laptop, por lo que no debemos temer a las superficies calientes incluso cuando el Toshiba está siendo muy utilizado.
Para los que preguntan por la ubicación de los altavoces, éstos se ubican en la parte delantera bajo el trackpad, ocultos por debajo el chasis. Pese a que la salida para las ondas sonoras es inexistente y uno puede sospechar que el equipo anda mal en este aspecto, de hecho la potencia es bastante alta y el sonido puede colocarse a un volumen impresionante para el tamaño de este pequeño ultrabook, siendo un misterio el cómo lo lograron.
El resto queda a gusto personal: color gris uniforme, bordes puntiagudos pronunciados y una superficie del teclado que se asemeja más a un ThinkPad que a algo juvenil, apuntando a que Toshiba quiso que este modelo fuese del gusto de empresarios y gente de negocios, es decir, personas sobrias y algo serias. O simplemente para alguien con un gusto por el gris.
En cuanto a la pantalla, si bien es retroiluminada por LED, carece de colores bien definidos, sin lograr destacar por sobre otros paneles presentes en equipos de mayor calidad. Los ángulos de visión tampoco son los mejores, pero no nos confundan: no estamos frente a la peor pantalla del mundo.
La resolución de 1366 x 768 no sale de lo común y no es posible hablar de algo que destaque al respecto, más bien nos quedamos con que ésta es una pantalla más del montón, ni buena ni mala, que nos defraudará algo en términos de color y ángulos de visión, pero tampoco es una molestia.
Una de las primeras cosas que salta a la vista es la retroiluminación del teclado, que ayuda a escribir cuando estamos a oscuras, como podrán imaginarse… Mientras usamos el Toshiba, nuestro equipo de ingenieros y físicos nucleares no encontró una manera de regular la potencia de la iluminación o decidir cuándo se prendía o apagaba, dejando esta labor al sensor de iluminación que manejaba la luz según el entorno en el que estábamos. De haber una forma de hacerlo, no es muy amigable con el usuario pues se hace difícil de encontrar.
Poniendo las manos sobre el teclado, nos llevamos una de las pocas sorpresas negativas del Portégé: es difícil acostumbrarse al uso. Porque si nos fijamos bien, las teclas son más rectangulares que cuadradas, algo chatas en forma horizontal. Esto significa que si venimos desde cualquier otro teclado normal, con teclas normales, diseño normal y tamaño normal, tendremos problemas durante los primeros minutos en este equipo.
El punto acá es que no se entiende la decisión de Toshiba por usar este formato, ya que el espacio de 13 pulgadas sí alcanzaba para poner teclas normales y hacer menos traumático el cambio hacia el Portégé Z835. Pero usaron el espacio disponible verticalmente para colocar el botón de bloqueo para el trackpad y en definitiva, poner nada o bordes inútiles, como se puede ver en la imagen principal del aparato, donde queda superficie sin utilizar suficiente como para darle mayor tamaño a las teclas.
Por el lado del trackpad, es decir, la superficie para mover el cursor del ratón, el tacto es agradable y se puede deslizar el dedo sin problemas; sin dudas está bien hecho en el sentido de usabilidad. Lo mismo con los botones para hacer click, los cuales responden bien y con mucha comodidad.
El “pero” aquí es el diseño: se pudo haber hecho algo mejor. Porque da la impresión de estar frente a un trackpad de hace diez años, con marcos, botones separados y ningún atractivo visual. Sorprendentemente la ubicación del lector de huellas dactilares no es un estorbo, pero tampoco aporta a lo estético del trackpad.
Quizás este apartado sea el punto más débil del equipo, el que si bien no muestra situaciones completamente desagradables, deja un sabor con gusto a poco en la boca.
Presionamos el botón de encendido y pasados entre 25 y 30 segundos, ya estamos en el escritorio de Windows 7 completamente funcional, un tiempo muy bueno que ya nos da luces acerca del gran rendimiento que veremos más adelante. Y es que pese a tener preinstalado desde fábrica un montón de software de Toshiba que toma el control hasta de tareas tan rutinarias como conectar una memoria flash (pendrive), la unidad de estado sólido que reemplaza al disco duro giratorio convencional y el procesador Intel Core i5 hacen de este equipo muy veloz en el día a día, pudiendo aguantar la carga que Toshiba y el antivirus Norton le ponen encima.
Acá la unidad de estado sólido hace toda la diferencia. Para quienes hayan utilizado un PC con una de éstas sabrán que el salto en experiencia de uso es enorme, pero los que no hayan tenido la oportunidad se llevarán una sorpresa aún mayor cuando prendan el Toshiba. El lanzamiento de aplicaciones es muy veloz, la transferencia de datos entre carpetas también y en general, abrir, cerrar y lo que sea anda muy bien, muy por sobre el promedio de los notebooks normales en el mercado y dejando por el suelo a los pobres netbooks con procesador Intel Atom y disco duro giratorio.
Y hablando de la CPU, es ésta la que ayuda en un segundo aspecto del día a día: la multitarea. Porque al tener tecnología HyperThreading de Intel, el procesador se muestra como si fuera de cuatro núcleos y en parte, rinde como tal. Abrir varios programas a la vez es un suspiro y mantenerlos abiertos no es problema para los 6GB de memoria RAM. Incluso con varias exigencias al mismo tiempo, la experiencia de uso no se degrada y perfectamente da como para navegar por Internet con muchas pestañas abiertas a la vez, ver un video en alta definición, escuchar música y tener un par de aplicaciones más corriendo detrás, sin que nada se quede pegado.
El apagado se hace en menos de diez segundos y volver de una suspensión también es rápido y se tarda unos dos segundos, haciendo posible el uso de esta característica de manera frecuente al cerrar la tapa de la pantalla.
Acá nos vamos a detener un poco. Porque una de las principales interrogantes que nacen cuando alguien está mirando un ultrabook para comprar es acerca del rendimiento. Inevitable es la comparación con los netbooks, ya que en términos de portabilidad apuntan al mismo nicho, sin embargo, estos ultrabooks elevan su valor bastante por encima de los antiguos mini-notebooks.
¿Porqué? ¿Y en qué se diferencian los netbooks a los ultrabooks? Precisamente en este apartado: el rendimiento. Como ya nos hemos cansado de destacar, la unidad de estado sólido, el buen procesador central y la clase de las memorias RAM son las que otorgan rapidez y a la vez suben el precio, quedando a gusto del consumidor el saber si esto vale la pena o es mejor decantarse por un ultra-portátil más lento y económico.
Nosotros creemos que el salto es tan grande que hacer una inversión adicional de dinero en este ámbito traerá retribuciones, ya que el día a día se vuelve mucho más cómodo en algo como este Toshiba. Esto, siempre y cuando el costo se mantenga por los USD$1.000 de referencia en Estados Unidos y no los USD$1.800 que vemos en Latinoamérica. ¿Otra vez reclamando por esto? Creemos que no ha sido suficiente.
En pruebas sintéticas, es decir, las que miden el desempeño en entornos ideales y cargando características específicas, partimos con el puntaje que da la evaluación hecha por Windows 7:
Sin duda el aspecto más bajo son los gráficos, los cuales gracias a la solución integrada Intel HD 3000 no muestran un rendimiento acorde al resto del equipo. Esto se confirma cuando corremos la prueba Futuremark 3DMark06, la que hizo sufrir bastante al pobre procesador gráfico en la gran cantidad de tandas que ejecutamos, de las que obtuvimos los siguientes promedios:
Estas cifras son contundentemente superiores a las vistas en un equipo similar que revisamos con anterioridad: el Samsung 530U. Y es que a pesar de que la solución gráfica deja que desear, los puntajes resaltan por sobre el resto de la misma categoría. Claro, esto no nos permitirá jugar títulos 3D de gran exigencia, pero servirá para mover ciertas aplicaciones 3D con algunos años de antigüedad y por supuesto, será cómodo utilizar la interfaz gráfica Aero de Windows 7.
Acá, en definitiva, podemos decir que este equipo no está apuntado para su uso en juegos ni aplicaciones gráficas fuertes, pero imaginamos que para realizar aquello el consumidor estará mirando notebooks con gráficos discretos NVIDIA o AMD, no Intel.
Por otro lado tenemos la prueba Cinebench R10, que exige tanto al procesador central en el área de rendering como también a los gráficos bajo la tecnología OpenGL, dos labores que se utilizan extensivamente en el área de la creación de contenidos profesional, como en la gente que trabaja con multimedia. No por nada el programa se llama Cinebench.
Acá el Toshiba saca a relucir su procesador, mostrando buenos números especialmente en tareas que usan varios núcleos de la CPU al mismo tiempo, lo que es indicio de un buen rendimiento en multitareas, como ya pudimos experimentar anteriormente.
Curiosamente, pese a tener casi la misma plataforma interna que el Samsung 530U revisado en el pasado, los números en gráficos se escapan bastante y dan cuenta de un mejor funcionamiento, algo totalmente variable según el entorno de pruebas. Nada más podemos decir que estos programas sintéticos dan soporte a nuestro argumento de que el equipo es veloz, más no deben tomarse como indicador de que un modelo con la misma plataforma interna es mejor que otro: podría decirse que son iguales, aunque el software precargado de Toshiba podría ser algo mejor que el de Samsung.
En cuanto a la autonomía de la batería, con un uso muy moderado y pantalla a brillo máximo junto con el teclado retroiluminado prendido (porque no sabíamos cómo apagarlo…), el equipo nos dio casi 5 horas de vida, ejecutando un navegador web en una o dos pestañas con páginas ligeras y además el reproductor de música andando.
No es un aparato asequible por cualquiera, y por otro lado, quienes sí tengan el dinero para comprarlo quizás vean otras alternativas de portátiles donde sea mejor idea gastar esa friolera de dinero, a menos que se hayan enamorado completamente de este Toshiba Portégé, lo que no es difícil que suceda, así que los entendemos si lo compran: nosotros también lo tendríamos
si pudiéramos pagarlo
.
Y si bien el precio en Estados Unidos está acorde al resto de los ultrabooks, es decir, mil dólares, acá llegó una versión mejorada del Z835, la cual presenta un procesador central superior y más memoria RAM. Quizás por esto es que lo vemos a un costo tan elevado.
Sabrá usted si vale la pena o no, pero lo que concluimos es que el Portégé Z835 corre muy bien, tiene un diseño atractivo y es un equipo muy agradable de tener: una compra de la que uno no se arrepiente. La cuestión es si adquirirlo o no.
Fotografías: Mariano Mancilla.
Ha sido un difícil camino hacia el éxito para los ultrabooks de Intel, con los fabricantes luchando por adaptarse a la idea de notebooks pequeños, de alto rendimiento y muy delgados. En esta travesía encontramos a uno que parece haberlo captado bien: Toshiba con el Portégé Z835.
Este equipo tiene casi todo lo necesario para el éxito, con un diseño atractivo, muy bajo peso, gran delgadez, excelente rendimiento y características generales muy completas.
¿Y por qué el “casi”? Por el precio de USD$1.000, los que en Latinoamérica se tradujeron excesivamente hasta en CLP$870.000 (USD$1.800) que se pueden ver en tiendas chilenas. Con esto en mente, es imposible no sentir algo de angustia al elaborar una revisión donde todo es tan bueno que no puede ser cierto. Y no lo es, porque como ya dijimos, en un punto importante este modelo falla estrepitosamente.
Especificaciones
- Modelo: Toshiba Portégé Z835-SP3240L.
- Disponibilidad: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panama y Perú.
- Precio: USD$1.000 (aprox), CLP$870.000 (Chile).
- Procesador central (CPU): Intel Core i5-2467M Sandy Bridge de segunda generación, corriendo a 1.6GHz base escalables hasta los 2.3GHz cuando está bajo carga. Doble núcleo, con tecnología HyperThreading (se muestra como quad-core) y tiene 3MB de cache. Está sobre un chipset HM65 Express.
- Gráficos (GPU): Intel HD 3000 integrados con el procesador central. Accede hasta a 1696MB de memoria compartida con el sistema general.
- Memoria RAM: 6GB DDR3 a 1333MHz en dos ranuras, con un máximo de 6GB.
- Almacenamiento: Unidad de estado sólido (SSD) de 128GB.
- Pantalla: 13.3″ TFT LCD con resolución de 1366 x 768 pixeles, aspecto 16:9, retroiluminada por LED.
- Conectividad: Lector de memorias, Ethernet, 2 puertos USB 2.0 y uno USB 3.0, WiFi 802.11a/g/n, Bluetooth 3.0 + HS, dos salidas de video: RGB y HDMI.
- Batería: Iones de litios de 8 celdas/47 Wh.
- Grosor y peso: 15.9 mm y 1.2Kg.
- Otros: Cámara web, micrófono, teclado retroiluminado, ranura para candado de seguridad, lector de huellas dactilares. No hay unidad óptica.
- Software: Licencia del sistema operativo Windows 7 Professional. Microsoft Office Starter 2010. Suscripción de 30 días a Norton Internet Security 2012. Software y utilidades de Toshiba.
Diseño y pantalla
Sin duda el aspecto más interesante del equipo es su diseño. Presenta un chasis de metal pulido muy agradable al tacto, atractivo y de gran solidez al tomarlo. No hay temor a la hora de levantarlo sosteniendo una de las puntas, dando la impresión de gran seguridad.
A esto contribuye el muy ligero peso, el cual sorprende para un modelo de trece pulgadas. La primera vez que se toma causa algo de gracia, ya que es como levantar una caja que se pensaba llena y en realidad está vacía. Inmediatamente después apreciamos la delgadez del equipo, la que incluso es algo difícil de explicar. Tanto así, que la gente de Toshiba tuvo que colocar los puertos Ethernet y de salida de video en la parte más gruesa, por lo que sirve de referencia decir que el puerto Ethernet es el grosor total de este Portégé sin contar la pantalla.
Mirado desde abajo, está la licencia de Windows 7 Professional y algo que llama la atención: el ventilador para la CPU y GPU. Uno pensaría que con esta ubicación nos vamos a quemar las piernas si usamos el equipo, sin embargo, las temperaturas alcanzadas son bastante bajas incluso cuando ponemos a prueba el rendimiento del laptop, por lo que no debemos temer a las superficies calientes incluso cuando el Toshiba está siendo muy utilizado.
Para los que preguntan por la ubicación de los altavoces, éstos se ubican en la parte delantera bajo el trackpad, ocultos por debajo el chasis. Pese a que la salida para las ondas sonoras es inexistente y uno puede sospechar que el equipo anda mal en este aspecto, de hecho la potencia es bastante alta y el sonido puede colocarse a un volumen impresionante para el tamaño de este pequeño ultrabook, siendo un misterio el cómo lo lograron.
El resto queda a gusto personal: color gris uniforme, bordes puntiagudos pronunciados y una superficie del teclado que se asemeja más a un ThinkPad que a algo juvenil, apuntando a que Toshiba quiso que este modelo fuese del gusto de empresarios y gente de negocios, es decir, personas sobrias y algo serias. O simplemente para alguien con un gusto por el gris.
En cuanto a la pantalla, si bien es retroiluminada por LED, carece de colores bien definidos, sin lograr destacar por sobre otros paneles presentes en equipos de mayor calidad. Los ángulos de visión tampoco son los mejores, pero no nos confundan: no estamos frente a la peor pantalla del mundo.
La resolución de 1366 x 768 no sale de lo común y no es posible hablar de algo que destaque al respecto, más bien nos quedamos con que ésta es una pantalla más del montón, ni buena ni mala, que nos defraudará algo en términos de color y ángulos de visión, pero tampoco es una molestia.
Teclado y trackpad
Una de las primeras cosas que salta a la vista es la retroiluminación del teclado, que ayuda a escribir cuando estamos a oscuras, como podrán imaginarse… Mientras usamos el Toshiba, nuestro equipo de ingenieros y físicos nucleares no encontró una manera de regular la potencia de la iluminación o decidir cuándo se prendía o apagaba, dejando esta labor al sensor de iluminación que manejaba la luz según el entorno en el que estábamos. De haber una forma de hacerlo, no es muy amigable con el usuario pues se hace difícil de encontrar.
Poniendo las manos sobre el teclado, nos llevamos una de las pocas sorpresas negativas del Portégé: es difícil acostumbrarse al uso. Porque si nos fijamos bien, las teclas son más rectangulares que cuadradas, algo chatas en forma horizontal. Esto significa que si venimos desde cualquier otro teclado normal, con teclas normales, diseño normal y tamaño normal, tendremos problemas durante los primeros minutos en este equipo.
El punto acá es que no se entiende la decisión de Toshiba por usar este formato, ya que el espacio de 13 pulgadas sí alcanzaba para poner teclas normales y hacer menos traumático el cambio hacia el Portégé Z835. Pero usaron el espacio disponible verticalmente para colocar el botón de bloqueo para el trackpad y en definitiva, poner nada o bordes inútiles, como se puede ver en la imagen principal del aparato, donde queda superficie sin utilizar suficiente como para darle mayor tamaño a las teclas.
Por el lado del trackpad, es decir, la superficie para mover el cursor del ratón, el tacto es agradable y se puede deslizar el dedo sin problemas; sin dudas está bien hecho en el sentido de usabilidad. Lo mismo con los botones para hacer click, los cuales responden bien y con mucha comodidad.
El “pero” aquí es el diseño: se pudo haber hecho algo mejor. Porque da la impresión de estar frente a un trackpad de hace diez años, con marcos, botones separados y ningún atractivo visual. Sorprendentemente la ubicación del lector de huellas dactilares no es un estorbo, pero tampoco aporta a lo estético del trackpad.
Quizás este apartado sea el punto más débil del equipo, el que si bien no muestra situaciones completamente desagradables, deja un sabor con gusto a poco en la boca.
Experiencia de uso y software
Presionamos el botón de encendido y pasados entre 25 y 30 segundos, ya estamos en el escritorio de Windows 7 completamente funcional, un tiempo muy bueno que ya nos da luces acerca del gran rendimiento que veremos más adelante. Y es que pese a tener preinstalado desde fábrica un montón de software de Toshiba que toma el control hasta de tareas tan rutinarias como conectar una memoria flash (pendrive), la unidad de estado sólido que reemplaza al disco duro giratorio convencional y el procesador Intel Core i5 hacen de este equipo muy veloz en el día a día, pudiendo aguantar la carga que Toshiba y el antivirus Norton le ponen encima.
Acá la unidad de estado sólido hace toda la diferencia. Para quienes hayan utilizado un PC con una de éstas sabrán que el salto en experiencia de uso es enorme, pero los que no hayan tenido la oportunidad se llevarán una sorpresa aún mayor cuando prendan el Toshiba. El lanzamiento de aplicaciones es muy veloz, la transferencia de datos entre carpetas también y en general, abrir, cerrar y lo que sea anda muy bien, muy por sobre el promedio de los notebooks normales en el mercado y dejando por el suelo a los pobres netbooks con procesador Intel Atom y disco duro giratorio.
Y hablando de la CPU, es ésta la que ayuda en un segundo aspecto del día a día: la multitarea. Porque al tener tecnología HyperThreading de Intel, el procesador se muestra como si fuera de cuatro núcleos y en parte, rinde como tal. Abrir varios programas a la vez es un suspiro y mantenerlos abiertos no es problema para los 6GB de memoria RAM. Incluso con varias exigencias al mismo tiempo, la experiencia de uso no se degrada y perfectamente da como para navegar por Internet con muchas pestañas abiertas a la vez, ver un video en alta definición, escuchar música y tener un par de aplicaciones más corriendo detrás, sin que nada se quede pegado.
El apagado se hace en menos de diez segundos y volver de una suspensión también es rápido y se tarda unos dos segundos, haciendo posible el uso de esta característica de manera frecuente al cerrar la tapa de la pantalla.
Rendimiento y autonomía
Acá nos vamos a detener un poco. Porque una de las principales interrogantes que nacen cuando alguien está mirando un ultrabook para comprar es acerca del rendimiento. Inevitable es la comparación con los netbooks, ya que en términos de portabilidad apuntan al mismo nicho, sin embargo, estos ultrabooks elevan su valor bastante por encima de los antiguos mini-notebooks.
¿Porqué? ¿Y en qué se diferencian los netbooks a los ultrabooks? Precisamente en este apartado: el rendimiento. Como ya nos hemos cansado de destacar, la unidad de estado sólido, el buen procesador central y la clase de las memorias RAM son las que otorgan rapidez y a la vez suben el precio, quedando a gusto del consumidor el saber si esto vale la pena o es mejor decantarse por un ultra-portátil más lento y económico.
Nosotros creemos que el salto es tan grande que hacer una inversión adicional de dinero en este ámbito traerá retribuciones, ya que el día a día se vuelve mucho más cómodo en algo como este Toshiba. Esto, siempre y cuando el costo se mantenga por los USD$1.000 de referencia en Estados Unidos y no los USD$1.800 que vemos en Latinoamérica. ¿Otra vez reclamando por esto? Creemos que no ha sido suficiente.
En pruebas sintéticas, es decir, las que miden el desempeño en entornos ideales y cargando características específicas, partimos con el puntaje que da la evaluación hecha por Windows 7:
Sin duda el aspecto más bajo son los gráficos, los cuales gracias a la solución integrada Intel HD 3000 no muestran un rendimiento acorde al resto del equipo. Esto se confirma cuando corremos la prueba Futuremark 3DMark06, la que hizo sufrir bastante al pobre procesador gráfico en la gran cantidad de tandas que ejecutamos, de las que obtuvimos los siguientes promedios:
Futuremark 3DMark 2006 | SM 2.0 | SM 3.0 | CPU | TOTAL |
Samsung R480 | 3183 | 3267 | 2216 | 7547 |
HP Pavilion dm1z | 762 | 968 | 1023 | 2213 |
SONY VAIO 3D VPCF215FL | 2462 | 3063 | 3231 | 7060 |
SONY VAIO VPCCA17FL | 2473 | 3074 | 3129 | 7054 |
Samsung 530U | 1170 | 1461 | 1931 | 3454 |
Toshiba Portégé Z835 | 1422 | 1690 | 2440 | 4114 |
Acá, en definitiva, podemos decir que este equipo no está apuntado para su uso en juegos ni aplicaciones gráficas fuertes, pero imaginamos que para realizar aquello el consumidor estará mirando notebooks con gráficos discretos NVIDIA o AMD, no Intel.
Por otro lado tenemos la prueba Cinebench R10, que exige tanto al procesador central en el área de rendering como también a los gráficos bajo la tecnología OpenGL, dos labores que se utilizan extensivamente en el área de la creación de contenidos profesional, como en la gente que trabaja con multimedia. No por nada el programa se llama Cinebench.
CineBench R10 | Single CPU | CB-CPU | Multi CPU | OpenGL | CB-CFX |
Samsung R480 | 2362 | 5494 | 2924 |
HP Pavilion dm1z | 1149 | 2210 | 1937 |
SONY VAIO 3D VPCF215FL | 4529 | 17121 | 3859 |
Sony VAIO VPCCA17FL | 4621 | 9768 | 4793 |
Samsung 530U | 3513 | 6195 | 3743 |
Toshiba Portégé Z835 | 3611 | 7190 | 4620 |
Curiosamente, pese a tener casi la misma plataforma interna que el Samsung 530U revisado en el pasado, los números en gráficos se escapan bastante y dan cuenta de un mejor funcionamiento, algo totalmente variable según el entorno de pruebas. Nada más podemos decir que estos programas sintéticos dan soporte a nuestro argumento de que el equipo es veloz, más no deben tomarse como indicador de que un modelo con la misma plataforma interna es mejor que otro: podría decirse que son iguales, aunque el software precargado de Toshiba podría ser algo mejor que el de Samsung.
En cuanto a la autonomía de la batería, con un uso muy moderado y pantalla a brillo máximo junto con el teclado retroiluminado prendido (porque no sabíamos cómo apagarlo…), el equipo nos dio casi 5 horas de vida, ejecutando un navegador web en una o dos pestañas con páginas ligeras y además el reproductor de música andando.
Conclusión
La apreciación general es muy positiva: el equipo es muy, pero muy bueno. Sin embargo, no se asoma como una opción de compra viable a raíz de su precio, el cual, como ya dijimos al principio de esta revisión, es demasiado alto para ser cierto y se ve opacado por la oferta de la competencia, eso al menos en Latinoamérica.No es un aparato asequible por cualquiera, y por otro lado, quienes sí tengan el dinero para comprarlo quizás vean otras alternativas de portátiles donde sea mejor idea gastar esa friolera de dinero, a menos que se hayan enamorado completamente de este Toshiba Portégé, lo que no es difícil que suceda, así que los entendemos si lo compran: nosotros también lo tendríamos
si pudiéramos pagarlo
.
Y si bien el precio en Estados Unidos está acorde al resto de los ultrabooks, es decir, mil dólares, acá llegó una versión mejorada del Z835, la cual presenta un procesador central superior y más memoria RAM. Quizás por esto es que lo vemos a un costo tan elevado.
Sabrá usted si vale la pena o no, pero lo que concluimos es que el Portégé Z835 corre muy bien, tiene un diseño atractivo y es un equipo muy agradable de tener: una compra de la que uno no se arrepiente. La cuestión es si adquirirlo o no.
Lo imperdible
- El liviano peso que sorprende.
- La delgadez extrema.
- Diseño atractivo y bien constituído.
- Un gran rendimiento pese al tamaño.
Lo impresentable
- El precio en Latinoamérica.
- El teclado de tamaño innecesariamente menor a lo normal.
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